Últimamente en las pescaderías y restaurantes cuando te ofrecen una lubina de precio elevado te puntualizan que es «salvaje», y yo casi me imagino al pez en cuestión siendo el protagonista de El Viejo y el Mar de Hemingway, pero realmente nunca podemos tener certeza de que lo que nos ofrece se corresponde realmente con la carta.
De todos modos independientemente de la especie de pescado que comamos es bueno tener algunas nociones de los nuevos tipos de pescado que se ofrecen en la pescadería.
La acuicultura está transformando los hábitos de consumo, lubinas, doradas y rodaballos son ahora más baratos y al alcance de casi todos los bolsillos.
Para los que no lo sabéis, los peces criados en piscifactorías se adaptan al marketing hasta el límite de llegar al teñido, como es el caso del salmón. Este pez en estado salvaje consigue esa coloración gracias a su alimentación de krill, pero en piscifactorías no debe resultar viable o barato y recurren al teñido. Dado el desconocimiento de este detalle ya se advierte desde la comunidad científica que se debería al menos informar a los consumidores sobre que los salmones que consumen están “coloreados artificialmente”.
Esta suculenta lista está a punto de ampliarse con nuevas y codiciadas especies y con cambios para hacerla más atractiva, como el nuevo etiquetado ecológico entrando en la categoría de pescado ecológico.
Ya hay empresas que han puesto en marcha una nueva etiqueta de cultivo de pescado ecológico que respalda piscifactorías de producciones sostenibles y con criterios de producción ecológico, tanto por su entorno como por los piensos utilizados. Habrá que ver como evoluciona este concepto de piscifactoría de comida ecológica, menos perjudicial para el medio ambiente dado que el efecto perjudicial de las piscifactorías tradicionales es aún muy desconocido entre la población.
Próximamente esperamos dedicar un artículo a las piscifactorías sostenibles y que nos expliquen en primera persona cómo funcionan y que previsiones de crecimiento tiene la comida ecológica.
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