Cuando uno empieza a disfrutar de la comida ecológica empieza a apreciar una serie de detalles al comer desconocidos hasta ese momento:
1. LA COMIDA ECOLÓGICA TIENE UN 60% MÁS ANTIOXIDANTES Y MENOS metales pesados TÓXICOS para la salud
En la Universidad de Newcastle en el Reino Unido se han realizado estudios en los cuales se concluye que en la comida ecológica se detectan concentraciones significativamente más bajas de cadmio y de nitrógeno que en cultivos industriales.
El Cadmio es un metal altamente tóxico y uno de los únicos tres contaminantes de metales tóxicos (los otros dos son el plomo y el mercurio) para el que la Comisión Europea ha establecido límites máximos de residuos en los alimentos, en la comida ecológica no debe encontrarse más allá de unos límites mínimos.
2. Los filetes no encogen misteriosamente.
¿No te ocurre a menudo que cuando fríes un filete observas asombrado como va disminuyendo su tamaño a medida que empieza a soltar agua y llenarse la sartén de líquido? Pues con la comida ecológica no pasa.
3. Los tomates tienen sabor
Es como para pensar que los tomates industriales son replicantes de los orgánicos, desde luego tienen un aspecto increíble y son tomates a primera vista y ahí acaba todo parecido, no saben a nada.
Y otra buena noticia de los tomates ecológicos, además de tener sabor la comida ecológica tiene muchos más polifenoles, los cuales actúan como captadores de radicales libres y son capaces de regular la actividad enzimática con efectos muy beneficiosos para la salud.
4. La carne de pollo está más hecha y más rica
Desde luego no está tan blanda que se deshace en la boca con pocos minutos de cocinado, preparar un pollo de corral ecológico requiere mucho más tiempo.
Claro que también su crecimiento lleva más tiempo, un pollo ecológico tarda unos tres o cuatro meses en tener el tamaño y el peso adecuado para su sacrificio. Uno convencional entre 45 y 50 días. ¿Qué harán a los pollos para que crezcan al triple de velocidad?
5. Los antibióticos son más eficaces
Esto se debe a que ingerimos gran cantidad de antibióticos a través de la alimentación animal, en la ganadería industrial se trata con más antibióticos al ganado, la comida ecológica no.
Las personas que comen la carne de los animales tratados con antibióticos desarrollan resistencia a estos, de manera que no funcionan con eficacia que deberían. Esto podría resultar muy perjudicial en niños que tengan que ser tratados con antibióticos.
Si te has leído todo el artículo sobre la comida ecológica, te invito a ver un vídeo muy divertido sobre una parodia de dos tomates:
PARODIA DE DOS TOMATES, UNO INDUSTRIAL Y EL OTRO ECOLÓGICO:
La verdad que tiene bastante gracia los comentarios, de todos modos los tomates a veces no saben a nada ni siendo ecológicos…
El caso de los tomates suele coincidir con la época de otoño-invierno, se desarrollan con mucho menos sol y eso afecta a su sabor, lo mejor es tomar las frutas y hortalizas de temporada para asegurarnos que están en condiciones óptimas. En el caso del tomate, está tan introducido en nuestra dieta que es casi imprescindible.